Aún recuerdo de niño cuando entraba en la iglesia cercana a la casa de mi bisabuela y eran las fechas de la cuaresma. Las figuras religiosas cubiertas por un velo púrpura, me daban una sensación escalofriante. Poco a poco, al ir caminando por en medio de las bancas, las cabezas agachadas de las feligresas, y ese olor de muerto y humedad, me hacían contener un poco la respiración, y andar de puntitas, para tratar de ser invisible a ese mundo. Al preguntarle a mi abuela la razón de estas mantas, me dio una larga explicación respecto al luto que se guardaba por el sufrimiento de Cristo, y, que como buen católico, había que guardar una actitud solemne.
Caminaba por el centro de la ciudad de México, lugar, donde he vivido cosas increíbles. Esta vez, me preguntaba el por qué la alameda central está cercada desde hace algún tiempo. Supe que había tanta contaminación en el suelo, originada por los puestos de comida que tiran sus desechos en la tierra, que era urgente cambiar esa situación. Y, al ver a un grupo de jóvenes que se aíslan del mundo con sus audífonos y patines, vi el Hemiciclo que hace honor a Juarez. Pero, como la Alameda, este monumento emblemático, permanece cerrado. Y no sólo eso, sino que las figuras humanas ahí representadas, tienen mantos que las cubren. Así, como en cuaresma.
Supe entonces que Juarez está de luto.
Hay quien dice que lo están arreglando, yo no lo creo.
Entre los fantasmas se encuentra este monumento; fantasmas, que pasan el día caminando sin saber a dónde.
Tributos que representan pasadas interpretaciones, que sin caer en lo verídico o falso por sencilla manifestación merecen no ser olvidados.
ResponderEliminarAsí es amigo, nomás están para recordar
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