miércoles, 6 de marzo de 2013

Encuentro (fragmento)

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En el transporte público todo tiene que ver con culos, axilas y cuellos sudorosos.
Mientras estoy sentado saco un libro sobre la insoportable vida de un tipo que tiene todo pero aún así odia al mundo y a las personas.
      Un culo grande, forrado de tela negra como de satín se posa a unos tres centímetros de mi libro. El culo es gordo por los bordes y las entradas de las bolsas traseras me sonríen con sus ojos rasgados.
      Mi libro pierde cualquier sentido.
Ahora soy yo el que siento insoportable a todos.
       Hay un culo grande y gordo que no me deja de sonreír y entrometerse en mi lectura.
Volteo a mi alrededor y hay una señora que apenas puede sostenerse de pie y ninguno de los muchachos sudorosos se inmuta.
Recuerdo a mi madre
Recuerdo mi educación y mi ideal
Le doy el asiento
       Me sostengo con una mano del tubo resbaladizo y tibio que miles de manos han tocado.
Con la otra mano sostengo con incomodidad mi libro.
El tipo resume su vida a la cotidianeidad sin sentido, todas las actitudes sin sentido.
     Otro culo de una señora con pants rosa y pegado se me restriega en los pantalones. Una axila me deja ver de cerca sus pelos erizados que se irguen como púas. La axila se abre como una boca húmeda y ansiosa.
      Siento una respiración que hace vaho en mi cuello. La respiración es constante y molesta.
Cambio de estación. Unos se bajan y dejan espacio.
      Corre un viento fresco que barre el vicio.
Ya no hay respiración en mi cuello

Debe ser medio día porque hay chicas con falda cuadriculada y chicos con camisetas blancas medio percudidas que están sobre ellas.
         Se suben todos y volvemos a estar apretados.
Todo se llena de vicio de nuevo, pero es un vicio adolecente. A sudor dulce que ennegrece los cabellos cortos que brotan en el cuello de las mujeres. Sus cuellos están brillosos y se enroscan los cabellos pegándose a la piel.
       Todo es culos, axilas y cuellos sudorosos.
Difícilmente hay ojos en el transporte público
Pero hoy hay unos ojos
O al menos mis ojos no me dejan ocultar la fascinación por estos otros ojos jóvenes
Me está ignorando
Me debe de estar ignorando.
           Tiene una camiseta amarilla que se le pega al cuerpo
Sus pequeños senos resaltan con inocencia, pero también hay algo de lujuria.
         La patética estrategia de los tímidos consiste en mirar a cierta chica hasta que voltee, luego, por alguna razón, cuando ella lo hace, fingimos que no la estábamos mirando. Así hasta que se termina el tiempo y la oportunidad.
Siempre se van.

Otra estación
Ahora la distancia que nos separaba que constaba de unas cinco personas, se reduce a estar juntos.
Casi la puedo oler.
Pero ella da la media vuelta.
Cuello con sudor, y cabellos pegándose a la piel mientras caen enroscados.
De en medio de su cuello, donde empieza la espalda, brota un huesito redondeado. Parece a uno de sus pequeños senos.
El viento agita el vicio
El sol en mi espalda
Sus hombros bronceados dejan caer los brazos delgados y suaves.
Tan llenos de apetito
Ella tan pequeña, tan  menuda, tan diferente.
Pequeños roces involuntarios

¿Qué me impide tomarla en brazos?

Calor, calor calor…

¿Qué cantidad de agua se suda en total en una hora pico en el transporte público?
¿Cuántos amores nacieron en el transporte público, en medio de tantos culos sudorosos?

En el transporte público todo es culos, axilas, cuellos sudorosos y, aveces, fantasías.






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